Si hay algo que no podéis perderos en vuestro viaje a Marruecos, sin duda es vivir la sensación de pasar una noche en el desierto con la única luz de las estrellas y la luna. Os contamos todo para preparar vuestra ruta al desierto de Merzouga.
La magia del desierto
Sin duda, una de las mejores experiencias en Marruecos y si queréis vivirla, algo que os recomendamos totalmente, os compartimos nuestro itinerario para que no perdaís tiempo en agencias que sólo busquen vuestro dinero.
Itinerario al desierto de Merzouga
Nuestro viaje al desierto empezaba en la Plaza Yamaa el Fna de Marrakech dónde nos esperaba él que iba a ser nuestro guía : Said, nuestro driver con su furgoneta, la que iba a llevarnos de ruta a nosotros y 6 viajeros más.
Llegamos allí y esperamos al resto del grupo, que iban llegando de sus hoteles y Riads y nos pusimos en marcha.
Hay varias opciones para ir al desierto, o bien contratando un tour, que fue lo que hicimos nosotros, o bien en transporte público. Nosotros cogimos tour y estamos contentos con la elección ya que va haciendo paradas y eso te permite conocer más, además en muchos de los sitios que paramos había un guía dónde nos explicaba una breve descripción e historia del lugar visitado.
También tuvimos mucha suerte con el grupo, hubo mucha afinidad entre todos y muchas risas. A la hora de contratar tour regatear sin miedo, ¡cada uno de nosotros había pagado un precio distinto!A nosotros nos pedían 1000 dh y lo sacamos por 750 dh. Pero luego nos enteramos que una de las chicas aún lo había sacado más barato. Pero vamos que si pagas una cosa “bien de precio” pagas más en otra, esto va así. Estamos viajando así que no vale la pena agobiarse.
La primera parada fue en Tizi n’Tichka es el paso de carreteras mas alto del Norte de África, se encuentran a más de 2000 metros de altura. Puerta del desierto del Sáhara. Aquí tomamos algo, fuimos al servicio y nos dirijímos a Ait Ben Haddou, región de Ourzazate.
La Kasbah Ait Ben Haddou, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Un lugar que ha sido escenario en numerosas ocasiones para rodar películas, algunas de ellas muy conocidas cómo; Gladiator, Cleopatra, Indiana Jones, Lawrence de Arabia, Prince of Persia entre otras muchas.
Las casas están hechas de adobe ( barro y paja). Si vas a Marruecos deberías incluir está parada en tu ruta. A nosotros nos gustó mucho pasear y ver cómo actuaban algunos actores que en ése momento rodaban una película.
También nos hicieron una demostración de cómo pintaban y sacan color a los cuadros que veis. Los pintan con productos naturales y especias, cómo curry, piedras etc y después con movimientos rápidos y circulares lo pasan por fuego, de ésta forma realzan el color. Es impresionante verlo. Antiguamente hacían de esta forma las cartas los alcaldes, eran mensajes secretos para que nadie más pudiera leerlas.
Después de comer, continuamos la ruta hacía otro punto muy turístico en las afueras de Ourzazate también Patrimonio de la Humanidad, Kasbah de taourirt.
De ahí nos fuimos hacia las Garganta del Dades dónde cenamos y dormimos. Fue la noche de las confesiones. Cada uno del grupo, contaba sus anécdotas en el país y lo que había comprado y gastado. Hablamos del regateo…de la comida… Nos reímos muchísimo.
A la mañana siguiente nos llevaron y pudimos pasear por el Valle de Todra. Una maravilla natural de Marruecos.
También nos llevaron a ver cómo se hacen las alfombras. Casi todas están hechas con piel de camello y flor de cactus. Nos explicaron que si era camello joven era mucho más cara y el proceso de fabricación dura desde 2 meses la más sencilla y pequeña hasta 6 meses.
Después de dar una vuelta por alrededores, comimos en un restaurante de carretera y en unas horas llegábamos al desierto de Merzouga.
Hay un desierto mas próximo a Marrakech, el desierto Zagora pero merece la pena adentrarse un poco más e ir al de Merzouga, es mucho mas grande y las dunas son mas altas.
A medida que te vas acercando al desierto, ya no se contemplan esos paisajes cómo los que habéis visto anteriormente, se ve gravilla, zonas sin edificar, zonas muy despejadas…
Llegada al desierto
Por fin llegamos. Ahora tocar subir al dromedario, que será un paseo de 1.30h hasta llegar a las Haimas, dónde dejaremos las mochilas y pasaremos la noche. Pudimos ver el atardecer subidos en dromedario, no fue el atardecer más cómodo pero si uno de los más bonitos y especiales que hemos vivido nunca ¡Un atardecer inolvidable!
Cuando cayó la noche los bereberes nos enseñaron a tocar los tambores y otros instrumentos. Nos animamos y salimos a bailar a ritmo de los tambores, alrededor de la hoguera y bajo luna llena y más tarde, sólo unos cuántos subimos a una de las dunas mas altas, nos sentamos arriba y nos pusimos a conversar, a contar anécdotas viajeras, experiencias, reflexiones de la vida… además uno de ellos es de esas personas sabias que te quedas hipnotizado escuchando, un sabio que te encuentras pocas veces en la vida. Él es un chico bereber de 30 años que ha viajado bastante pero que nos contaba que de todos los sitios que ha visitado dónde más le gustaba estar era en el desierto, él decía que el desierto tiene algo mágico y pensamos igual que él, no sabemos lo que es pero tiene algo que lo hace especial, al final no era tanto lo que contaba sino como lo contaba.
Después de estar un rato hablando y sobretodo escuchando, porque todos estábamos admirando a aquel viajero que transmitía tanto con todo lo que decía, empezamos a tirarnos con skate por el desierto, a hacer carreras corriendo desde arriba las dunas hasta el campamento donde estaba el resto de gente ( todos durmiendo o intentándolo)
Al bajar contemplamos las estrellas, y nos fuimos a dormir con una sonrisa de oreja a oreja, con esa sensación inmensa de felicidad, porque si, los sueños se cumplen.
A la mañana siguiente de nuevo tocaba subir al dromedario para llegar al hotel dónde nos esperaba el desayuno.
El desayuno constaba de zumo y/o café, fruta y pan con mantequilla y mermelada. Después de tomarnos nuestro tiempo desayunando, tocaba la parte más dura, decir adiós al lugar donde habíamos pasado los últimos dos días y una de las mejores noches de nuestras vidas.